La
incertidumbre es la chispa que prende el fuego forestal que a su vez se esparce
sin parar y destruye millones de hectáreas. Todos lo hemos visto por televisión.
Esas imágenes de llamas enormes acaparando bosques y parques naturales.
Bomberos corriendo, helicópteros con toneladas de agua, mangueras dispersas por
todo lado en un esfuerzo fútil para acabar con la destrucción. La ironía es que
el fuego no sobrevive sin oxígeno y el agua tiene oxígeno. No soy químico pero
me acuerdo de la fórmula. Mi punto es que algunas veces las herramientas que
tenemos para apagar el fuego, podrían alimentarlo aún más.
Desde
que inicié mi vida en el ambiente corporativo, lo único constante ha sido el cambio.
Suena irónico pero así es. De los libros que me he leído de “adaptación” e “introducción”
al mundo corporativo, se repite mil veces que no se puede estar tranquilo en un
sitio porque cuando uno menos piensa, las fichas vuelven a ser cambiadas, o
peor aún, uno es una de esas fichas que están cambiando dentro de un plan
mayor, del cual no se tiene conocimiento, o si se tiene, no es total, o peor
aún, no es real.
Irónico
ya que toda mi vida estudié y luché por lograr tener un ambiente “seguro”, a
prueba de “grandes cambios” que me desestabilizaran. Mi práctica clínica, mis
pacientes, mi rutina, mi cirugía, etc. A eso le apuntaba yo como forma de vida hace
uno años mientras terminaba mis estudios en Barcelona. Pero quién dijo que la
vida no es también un remolino de cambios? Craso error seria querer estar en un
sitio estático y valga la redundancia, sin movimiento. Lo importante es no
negarse al cambio, o a los cambios, o a la constancia de los mismos. Lo
verdaderamente importante, es lograr tener una inteligencia emocional acorde
para (1) aceptar los cambios y (2) enfrentarlos.
Hoy
en día estoy en un ambiente completamente diferente al que estaba acostumbrado.
Un ambiente que solo veía en películas y que por momentos decía que “jamás”
tendría en frente. Error.
Una
vez más, error mío no estar abierto a esa posibilidad. Posibilidad que después
de varios meses, se hizo realidad y ahora estoy sumergido en este ambiente. No
logro nada ahogándome en el pasado, simplemente lo tomo como experiencia que me
permite estar donde estoy ahora. Trato de canalizar mi energía para entender mi
ambiente, mi entorno, saber a dónde estoy, para poder definir a donde quiero
llegar. Para llegar al punto B solo es necesario saber desde dónde inicia mi proceso,
en otras palabras el punto A. Mal haría yo creyendo que del punto A al B solo
se puede llegar en línea recta. Me doy cuenta que lo importante de llegar al
punto B, es el proceso, y el aprendizaje del mismo.
Existen
personas que solo les produce emoción el proceso como tal y no el resultado.
Asimismo, personas que solo les interesa el resultado. Creo que poder lograr
aprender y extraer las debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas de
cada etapa del proceso, incluido el resultado, es clave para obtener una
ganancia holística. Sin ir más lejos, uno que otro amigo se emocionaba con el
cortejo a una mujer y entre más difícil los obstáculos puestos por esta mujer,
más satisfacción. Una vez lograban que esa mujer aceptara que estaban en una relación,
se perdía el impulso. Por otro lado, existían también amigos que les daba
solemne desagrado todo el proceso del enamoramiento y querían el resultado casi
que de manera inmediata. Para entonces ahí si mirar hacia el futuro e iniciar
con la certeza y no con la incertidumbre.
Volvemos
a la palabra clave de esta entrada. La incertidumbre. Es francamente un reto
para la estabilidad emocional. No tener claridad produce incertidumbre y esta a
su vez, si no es manejada adecuadamente, podría conllevar a trastornos
emocionales y/o físicos. La inteligencia emocional es clave como primer filtro
para esta incertidumbre. Lograr asertividad emocional para obtener autocontrol
viene de un proceso de autoconocimiento el cual cuando inicia a dar resultados,
promueve la motivación para seguir luchando por ese bienestar emocional.
Existen
muchas herramientas para trabajar frente a la incertidumbre. Cada uno debe
explorar cual se adapta mejor a cada situación. El primer paso es aceptar la
angustia, no luchar contra la aceptación. Pedir ayuda no nos hace más débiles,
nos hace más inteligentes. Es necesario aprender a SER para poder HACER. Y la “inSERtidumbre”
es parte del ser humano, de sus emociones, es parte nuestra.
Mi
familia siempre me ha repetido la oración para la serenidad. La oí mil veces de
la boca de mis padres pero como adolescente y adolescente tardío que creo
seguir siendo, la ignoraba.
Ayer
la busqué.
Quiero
dejarla acá para que cada uno la imprima, la memorice, la minimice, la
interiorice y la repita en esos momentos de incertidumbre y angustia. No es la
salvación, pero si un primer paso para una estabilidad emocional que podrá
abrir la mente a la solución.
Feliz
fin de semana para tod@s.