Así como el “nuevo”
ligamento anterolateral de la rodilla siempre ha existido pero fue
solo reconocido hace un par de semanas que salió a la luz, también existe una especie de
persona, de personalidad, de carácter innato, el cual siempre ha existido y salió a
flote hace poco.
Yo me identifiqué
con esta nueva especie cuando por fin le pude poner nombre a mis emociones y
sentimientos ya que estaban llegando a un punto en que sentía que me ahogaba en
ellos. En pocas palabras, todo me afectaba.
Hace algunos
años, ya bastantes por cierto, promovía el
rasgo de estar blindado a las emociones y hace poco me veía sumergido de manera
casi que mortal en ellas. Hace años no me importaba nada porque no me afectaba
directamente. Veía al mundo a través del punto de vista egoísta de “sálvense él
quien pueda” o desde el facilismo de no darle importancia a lo ajeno.
Pues mi vida
cambió y yo he cambiado con ella. Al menos trato de seguirle el ritmo. Al verme
hasta el cuello y sin aire por tantas cosas que pasaban en el mundo y a mí alrededor,
traté de buscar respuestas para darme cuenta si estaba solo en esto, si era mi
tiroides o si mi inteligencia emocional había llegado sencillamente a rasgos de ignorancia y perpetuo socorro.
En 1996,
Elaine Aron PhD, describe al 20% de la población como “altamente sensible”. De
la manera en que lo describe se concluye que en estas personas, la mayoría de estímulos son amplificados y por
ende sobrepasan el umbral de resistencia más fácil conllevando a un sinnúmero
de reacciones. Situaciones denominadas "insultos" como por ejemplo la música alta del vecino, el chasqueo con la boca del señor de al lado, o inclusive extremos como las muertes
incomprendidas por tragedias naturales, conllevan a las personas altamente sensibles, donde
me incluyo, a ser afectados a mayor escala. Quizás por esto es que durante mi certificación
en Inteligencia Emocional, traté de perfeccionar, de manera inconsciente en ese
momento de mi vida, un arsenal para combatir dichos insultos en este nuevo
casillero donde yo mismo me he metido.
Así como
existe un 20% de personas altamente sensible, existe un 80% restante que no lo
son. Dentro de este 80% también existe un porcentaje, no cuantificado, de
personas que son insensibles. Inclusive se les hace agua la boca con maltrato y
matoneo al encontrar a un niño o niña, adolescente, adulto joven o adulto mayor
que es reconocido como altamente sensible. De ahí la importancia de preguntarnos
en qué casillero estamos nosotros. Para mantener una sociedad equilibrada o
inclusive un núcleo familiar productivo, la interacción y armonía entre los
miembros altamente sensibles y los que no lo son, debe ser reconocida y
trabajada copiosamente.
Es así pues
que el reconocimiento es la primera acción, y esta a su vez debería ser seguida
por un dialogo con posterior aceptación dentro del grupo de influencia de cada
protagonista. Entorno familiar, laboral, educativo, social o religioso, estoy
seguro que si no son Uds., la persona de al lado tiene una probabilidad de ser
altamente sensible. Créanme, aunque suene poco, 20% es bastante y si esa persona al lado tuyo es tu esposa o un hijo, ese 20% se te convierte en TU 100% sin duda.
Una característica
de las personas altamente sensibles es el miedo a reconocerlo en público por
sentirse emocionalmente más débiles o en desventaja. La aceptación es la
vitamina más poderosa para enfrentar el mundo que nos rodea. Ese mundo que
algunas veces es incomprensible a propósito y le gusta serlo sin misericordia.
Pero no estamos solos. Justo donde no vemos o creemos, existe una persona como
nosotros que no ha sido capaz de aceptar que sus emociones han sido contenidas
con un propósito irrisorio y lleno de temor.
Ser juzgados
por tener un sistema nervioso y emocional altamente sensible es como ser juzgado
por el color de la piel, culto religioso o preferencia sexual. Es tan actual
que ya suena pasado de moda e intolerable.
Si aun no te
has reconocido como una persona altamente sensible, te invito a pensar si en
una situación altamente llena de insulto emocional, eres tú la persona que
se siente en control de los hechos, o si eres más bien la victima de los estímulos? No hay respuesta correcta ni casillero preferido.
Recuerda, el
reconocimiento es el primer paso para avanzar. Esta entrada trata de abrir los
ojos a esas personas que desconocían , como yo, que no estaban solos. La
existencia de este grupo ha sido, es y será una realidad. No somos más débiles,
simplemente somos altamente sensibles. Yo no era así, o al menos no lo reconocí
hasta que mi vida cambió. Y a TODOS nos puede cambiar la vida.
Así como se
descubre la patología, miles de curas existen también. Desde mantener la calma,
hasta la meditación, pasando por el tradicional conteo hasta 10 y muchas otras
estrategias mas, son algunas de las formas para sobrellevar una vida donde los estímulos
pueden ser dolorosos en cada momento conllevando así, a una disrupción de la homeostasis racional y
emocional que deberíamos vivir. Mi consejo, si me lo permiten ya que no suelo
darlos si no son pedidos, es afrontar toda situación con energía positiva y
buena actitud. Sacarle lo negativo a lo positivo es la mejor herramienta además
de rodearse de personas que dominan esta técnica. La combinación de ambas sería
definitivamente el as bajo la manga.
Por último,
los invito a consultar los libros de la Dra. Elaine Aron y del Dr. Ted Zeff quien también
es un PhD y ha escrito el manual de supervivencia de la persona altamente
sensible (2004).
Asimismo, si
les gustaría tomar el test diseñado y patentado por la Dra. Aron para saber si tienen
rasgos altamente sensibles, se pueden dirigir a este link (está en ingles y
tiene derechos reservados de autor, por eso no lo copio y pego en esta entrada):
Finalmente, de una persona altamente sensible a otra,
si es que eres una, o no, mis mejores deseos para que una vez sabiendo a que casillero
perteneces, puedas afrontar el mundo con nuevos ojos y una actitud positiva siempre.
No estamos sol@s.
Feliz fin de semana para tod@s.