Existe un
mosco que no para de zumbar en el oído. Ese mosco que uno cree que ya desapareció
pero que después de múltiples auto
cachetadas y constantes despertadas, permanece. Pareciera que cada vez se
hiciese más resistente, más grande, más amenazador. Inclusive, también de día, estando
despiertos lo sentimos, nos zumba por el oído, por el otro, por la cara, los
brazos, las piernas y verdaderamente no nos deja en paz. A este mosquito, lo
llamo estrés.
Millones de técnicas
para combatirlo, miles de enfoques, cientos de terapias, decenas de consejos
pero una sola verdad: somos nosotros los únicos que podemos contra él.
Adaptando técnicas,
enfoques, terapias y consejos es una manera de batir el veneno contra aquel
fastidiante mosquito. Pero si no exponemos el mosquito al veneno, cada vez volverá
más fuerte y más amenazador a crear desbalance en nuestras vidas.
La única cura
es aplicar la técnica del embudo y tomar todo aquello que oímos, leemos y nos
dicen a manera de consejo o doctrina, y revolverlo en la parte más ancha de un embudo;
reconociendo así, que por el extremo más angosto, saldrá nuestra mejor opción,
personal e intransferible, para combatir el estrés. No es la cura, es nuestra
forma personalizada de combatir nuestro estrés. El estrés como generador de desbalance
puede ser el mismo, pero el recipiente al cual afecta, siempre será diferente. Así
que cada uno de nosotros debe sentarse y analizar (1) qué me estresa, y (2) cuál
es la mejor forma de combatirlo.
La realidad es
una: existe tiempo de sobra si solo logramos darle prioridad a lo que nos
afecta. Primero lo primero, y primero, tengo que estar YO. Si YO no funciono,
nada me funciona. Si estoy estresado por cualquier motivo, nada fluye sino
apegado a ese estrés incomodo que no deja que la vida se mueva como debería.
Recuerden, todo es cuestión de “saber
escoger”. Nadie lo hará por mí, solo YO. La vida es un mar de opciones, y
no estresarse es una de ellas.
Por eso, yo he
encontrado una secuencia de actitudes que me han llevado a un mejor estado
emocional cuando me veo enfrentado a situaciones que me podrían generar estrés.
Diferente a cuando ya he dejado que el estrés me carcoma. Ese es otro cuento y
llevo trabajando en el casi 40 años y aunque siento queda poco, el camino es
largo.
Así que acá
esta mi enfoque a como realizar esa técnica del embudo frente a una situación que
creemos, nos podría generar estrés.
AGRADECIMIENTO. De aquí parte
la teoría. Si yo agradezco la oportunidad que me está generando estos
sentimientos, mi enfoque automáticamente se vuelve positivo. Diferente si
maldigo, cuestiono o abordo la situación de manera negativa. Y existen millones
de formas de hacerlo negativamente. Por eso, la columna dorsal de mi enfoque (y
la más difícil), es agradecer. Es simplemente decir GRACIAS por esta oportunidad. A quién le agradezco? Cada persona
escoge.
Ahora si
empezamos a desglosar la palabra “G.R.A.C.I.A.S”:
GRANDEZA: Todo empieza por nosotros. Si no creemos que
podemos, no podemos creer lo que haremos. Así que la grandeza que cada uno
tiene por dentro debe salir a flote. Todos somos enormes frente a cualquier situación.
Todos llevamos esa grandeza en nuestro corazón. Estamos dispuestos, llenos de energía
positiva para enfrentar este nuevo reto. Si no lo sientes así, es necesario que
logres ver lo grande de tu corazón para poder continuar.
REALIDAD: Cuidado que tanta grandeza no nos convierte en superhéroes
o superheroinas. Toca tener mesura y la mejor forma de hacerlo es siendo
realistas. Somos grandes, de acuerdo, pero tanto ímpetu emocional debe
concentrarse dentro de un marco realista donde analizamos a qué nos enfrentamos
para poder analizar las diferentes opciones para cumplir nuestro(s)
objetivo(s).
AUTOCONTROL: va de la mano con ASERTIVIDAD. Saber cuál
es ese neutro emocional entre ser impulsivo y ser pasivo. Lograr estar en
nuestro mejor estado para enfrentar nuestro nuevo reto. Cuál es ese estado? Ya
cada cual debe encontrarlo. Mi sugerencia es recapitular en situaciones previas
y en cómo se actuó. Qué hubieras hecho diferente? Cómo cambiarias una acción tuya
que a lo mejor no te otorgó completa confianza al haberla completado?
Dominar el
control propio es uno de los pilares de la Inteligencia
Emocional. Reconocer que carecemos de este autocontrol cuando nos
enfrentamos a una situación generadora de estrés es uno de los primeros pasos.
CONFIANZA: Una cosa es creer que podemos lograr lo que queremos
lograr, y otra cosa es generar una constante confianza en nosotros mismos. Yo
puedo aislar un hecho y dedicarle confianza a mis acciones, o puedo también, y
aun mejor, lograr confiar en mí de manera constante logrando así que todas mis
acciones tengan respaldo desde su inicio. Adaptando la frase celebre de Confucio,
si me regalo un pescado comeré una vez, pero si me enseño a pescar, comeré toda
la vida. Depende de qué tanta confianza te tengas.
INICIATIVA: Una vez que este recargado de confianza y la puedas
controlar, es momento de actuar. Es momento de aplicar la Inteligencia Ejecutiva
y “ejecutar” tus ideas. Tener la iniciativa para dar ese primer paso sin necesidad
que te digan por donde. Yo agradezco, me siento enrome, yo soy realista, yo me
controlo, yo me tengo confianza, y yo llevo el proceso desde el inicio.
APOYO: Una vez inicie mí caso, debo analizar qué y quiénes
me rodean. Llegarán momentos en que ese YO tan impetuoso del punto previo se
vea necesitado de ayuda. Y es importante saber que pedir ayuda no está mal ni
es señal de debilidad o fracaso. Inclusive, saber pedir ayuda a la persona
correcta es una destreza. Por eso dentro de este punto, no es solo el hecho de
pedir consejo, opinión o ayuda, sino también, y más importante aún, reconocer a
quién se le pide. Entra en juego la confianza mencionada previamente enfocada
en solucionar el dilema de saber en quién(es) podemos confiar.
SABIDURIA: Lo logramos (o no), cumplimos con todo lo anterior
(o no). Ahora es el momento de aprender de nuestras acciones. Así vamos ganando
sabiduría. Equivocándonos y aprendiendo de nuestros errores es una manera de
ganar en la vida. Recibir retroalimentación (feedback) de lo que hicimos bien y
no tan bien, es la mejor forma de controlar la “calidad” de nuestras acciones. NUNCA
te arrepientas de nada porque el arrepentimiento es una carga emocional que tú
decides llevar a cuestas. Simplemente reconoce en qué fallaste y enfoca tu
esfuerzo para hacerlo mejor la próxima vez.
Así pues les
doy las G.R.A.C.I.A.S a
quienes llegan hasta estas líneas, esperando que sea de utilidad este enfoque
para actividades que puedan llegar a generar estrés a ustedes o a sus
conocidos.
Una gran
semana para tod@s.
No comments:
Post a Comment