Todavía tengo ropa de hace casi 20 años. Está un poco trajinada, pero todavía me la puedo poner en mi casa o para ir a la tienda de la esquina cuando aun no me he bañado. Esas diligencias que hace uno como el Rey León SiNba. Sin baño.
Coleccioné
mucho tiempo portavasos de los diferentes sitios donde iba a cenar o a tomarme algún
trago. Inclusive varios amigos me regalaban portavasos para ir aumentando mi colección.
Tengo 2 carpetas a reventar guardadas en una caja en alguna esquina de mi casa.
Desde
que tengo noción de vida, he estado compenetrado con la música. Mi hermano
llegaba de estudiar y traía varios discos LP de vinilo que oíamos en un “tocadiscos”
enorme en el corredor de mi casa vieja. Yo coleccioné vinilos y me pasé a “cassetes”.
Mi primero fue el de KISS que se llamaba Detroit Rock City. Tenía 7 años cuando
tomaba los numeritos tipo pegatina que venían con los cassetes vírgenes de
Betamax. Se acuerdan? Para marcar las cajas. Pues el de KISS se llevó el numero
1. Posteriormente llegó el CD y ahorraba
plata del almuerzo para comprar el último “grandes éxitos” de algún artista. Ya
perdí la cuenta de cuantos tengo archivados en varias cajas en algún sótano.
Ahora todo es digital, todo va en una nube. Todo es más liviano.
Y
entre más liviano se pone nuestro entorno, seguimos queriendo cargarnos
de peso. No solo con cosas materiales como souvenirs, ropa, imanes para las
neveras o boletas de conciertos a los que hemos ido; sino también, con emociones
pasadas, eventos que ya sucedieron, o circunstancias que marcaron nuestra vida.
Tendemos a cargar con un enorme peso sabiendo que este peso, además de
quitarnos movilidad, nos enlentece para enfrentar el día a día y para
visualizar un futuro mas alegre y menos tórpido.
Lo
material es impermanente. Cuando nos llegue el día, todo lo material se queda
en la tierra. Nosotros no nos llevamos nada. Verdaderamente vale la pena vivir
los pocos años que tenemos, cargándonos cada día con más y más peso emocional?
El
pasado ya pasó y el futuro por más cercano que esté, seguirá siendo incierto.
Nos queda, como dice e insiste Eckhart Tolle en sus libros, únicamente el
presente. Así que el arte de disfrutar nuestra vida consta de poder amplificar
nuestro presente. Ahora mismo.
Escribo
estas líneas un poco nostálgico, tal vez porque se van cerrando ciclos que
uno no quiere que se cierren. Pero si algo he aprendido con el Coaching, es que
las cosas pasan PARA algo y no POR algo. Y solo con entender eso, ya me siento más
liviano. Reconozco que estoy un poco bajo de ánimo, dejo que esto se mueva en mi
cabeza, reconozco la emoción secundaria y lo plasmo en estas líneas. Registro
mi emoción y así me siento aun más liviano.
Mi
ego tratará de acordarme lo infeliz que debería estar, que debería ser más trágico,
que debería lograr compasión de los que me rodean. Lo que el ego no sabe, es
que él no puede convivir con, o en el presente. No puede, pero Yo sí. Ahora
empiezo a flotar de lo liviano que voy.
Ahora acepto que como persona, al igual que las cosas, somos reemplazables en
cualquier instante. Nadie ni nada es para siempre. Mejores cosas vendrán para
todos los involucrados. Y aunque el ego trate de evitar que yo acepte que dentro de esos
involucrados estoy yo, no lo dejo. Mejores cosas vendrán para mí también. Las visualizo,
las atraigo, las quiero. Ahora además de estar flotando, me empiezo a mover
libremente. Que liviano que voy.
Finalmente
me doy cuenta de la diferencia entre SER y TENER una imagen. Cada vez que me
veo al espejo, veo mi imagen reflejada y me rio. No sé si me rio porque lo que
veo es cómico, o porque algún brote de seguridad me hace inclinar mi boca hacia
un lado. Pero cuando esto pasa, inmediatamente me siento mejor. Nadie me está
viendo. Solo mi reflejo y yo. Así que no me quita nada hacerlo cada día, cada vez
que me veo en un espejo. En los baños públicos podría ser cómico para los demás,
pero qué más da, que se rían contigo y no de ti.
Esto
es SER lo que eres a diferencia de creer que TIENES una imagen que reflejar.
Una cosa es SER la imagen que ves en el espejo y reírte con ella, y la otra es
TENER una imagen que ves y deseas cambiar por algo que aun no has obtenido o
deseas. La decisión es tuya y de nadie más.
Por todo esto, entender la impermanencia nuestra y de lo que nos rodea es vital para nuestros planes
en la vida. Te “livianiza” y te hace sentir mucho mejor. No importa si te
reemplazan y no importa si cierras ciclos y avanzas. Estoy seguro que con buena actitud y buena
vibra, llegarás a donde quieres llegar y de la manera más liviana posible. Nuevos ciclos inician cuando se cierran otros.
L@s
dejo con una frase del último libro de Eckhart Tolle: Un nuevo mundo ahora.
Feliz
semana para tod@s
“La
enfermedad colectiva de la humanidad es que la gente está tan concentrada en lo
que ocurre, tan hipnotizada por el mundo de las formas fluctuantes, tan absorta
en el contenido de su vida, que ha olvidado la esencia, lo que esta mas allá
del contenido, mas allá de la forma, mas allá del pensamiento. Están tan
consumidos por el tiempo que han olvidado la eternidad, que es su origen, su
hogar, su destino. La eternidad es la realidad viva de lo que eres” – E. Tolle
No comments:
Post a Comment